Euskal Memoriako blogak

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Chalet Orue: de mujeres presas a sujetos invisibles

2018-04-27

Julia Monge Sarabia - Intxorta 1937 kultur elkartea

La primera vez que leí una referencia sobre el chalet Orue fue cuando Beatriz Díaz me regaló el libro Era más la miseria que el miedo del que es autora junto con Belén Solé. Me sorprendió no tener referencias, a pesar de la proximidad, de esta residencia familiar que se había situado en lo que hoy es el barrio de Santutxu (Bilbao) y que fue habilitada como prisión de mujeres antifranquistas. Al tiempo supe que la compañera Andrea Heuschmid, de la asociación Baskale (Asociación socio-cultural vasco-alemana) había iniciado una investigación sobre la prisión de Orue y que había unido sus esfuerzos al trabajo también realizado por la antropóloga Mónica Calvo.

Una vez más la poca e imprecisa información publicada sobre la represión a la que fueron sometidas más de un millar de mujeres recluidas junto a sus criaturas en la prisión del bilbaíno barrio de Begoña, desde 1937 hasta entrados los años 40, hace patente y deja en evidencia la construcción androcéntrica de nuestra historia. Por ello, es relevante y encomiable el proyecto presentado en Gogora por Baskale porque, no solo saca a la luz la sombra de una realidad difusa y desdibujada sino que además, colectiviza la información recopilada entre las vecinas y vecinos de Santutxu a través de jornadas, charlas, teatro y visitas guiadas, con el objetivo de transmitir la historia de represión, encarcelamiento y ensañamiento contra las mujeres republicanas y su impacto en este barrio bilbaíno. Un ejemplo de experiencia colectiva que sirve para rescatar uno de esos lugares de la memoria y ayuda a comprender nuestra historia, no solo desde el plano intelectual, sino también emocional.

Con el permiso de Andrea para este artículo resumo algunos datos significativos de las referencias que se han conseguido sobre el chalet Orue:

Fue propiedad de Juan E. Orue, que en 1888 ingresó en las filas del Partido Carlista. Uno de sus hijos, Carlos Orue Olabarria, de ideología nacionalista y abogado de profesión, fue alcalde de Begoña en dos ocasiones (1900-1903 / 1914-1916). La finca abarcaba un terreno de 7.015 metros cuadrados en los que se incluían viñas para txakolí. En 1930, en la gran mansión solo vivían tres hijos solteros del fallecido Juan, junto con tres mujeres que trabajaban de sirvientas. No se sabe por qué el chalet fue abandonado, una de las hipótesis hace pensar que pudieron huir ante el avance de las tropas franquistas.

No hay fechas documentadas que constaten el tiempo que el chalet estuvo habilitado como prisión de mujeres. La más cercana al inicio de esta actividad se sitúa en el mes de noviembre de 1937, fecha de entrada del primer expediente procesal, y su existencia como penal se alarga hasta la primavera de 1942. El hecho de que dependiera de la prisión de Larrinaga dificulta el proceso de información, puesto que los expedientes no están delimitados. Aun así, se calcula que llegaron a pasar por aquella cárcel unas 1.310 mujeres, 9 niños y 4 niñas. La proximidad entre ambas cárceles facilitaba el control de entradas y salidas de las presas, también sus ejecuciones.

Andrea Heuschmid, en el centro, junto a sus colaboradoras en el trabajo sobre la prisión Orue. Foto: Mugalari

Aunque las primeras reclusas eran de Bizkaia, a partir de 1939 la mayoría de ellas procedían de diferentes lugares del Estado (Santander, Badajoz, Ciudad Real, Málaga, Melilla, Cáceres, Madrid, Barcelona…) El hecho de estar a cientos de kilómetros de sus familias hacía que las redes solidarias fueran frágiles. Éstas eran cubiertas por mujeres de la zona que habían vuelto del exilio en Francia y  que, también, habían estado presas en Orue para una “depuración” preventiva. De ello da fe el testimonio de Carmen Machado que recuerda la Nochebuena de 1940 y la solidaridad de algunas vecinas: "Nos encontramos con una cesta, de las que se emplean normalmente para poner la ropa planchada, donde venía una cacerola grande con once rajas de bonito, una para cada una, once barras de pan, once manzanas y una olla grande de compota de frutas Este paquete nos lo habían hecho algunas de las mujeres vascas, mujeres católicas, que habían salido del Chalet, y para hacer este paquete se habían ido al mercado y habían ido puesto por puesto pidiendo que les dieran algo, diciendo que era para unas chavalas de Madrid que se iban a morir de hambre. Esto nos emocionó muchísimo y todas nosotras sentimos mucho cariño por la preocupación de esta gente”. No es de extrañar que Carmen resaltara este acontecimiento cuando Tomasa Cuevas recogió su testimonio en el libro Testimonios de mujeres en las cárceles franquistas. Lo normal no era compartir comida sino hacinamiento, hambre, enfermedades y unas condiciones higiénicas deplorables.

En una de las charlas que tuvieron lugar en noviembre de 2017 en el centro autogestionado Karmela, Mónica Calvo desgranó la represión sexuada de la época, los diferentes expedientes de mujeres presas en Orue, de las penas impuestas, de sus vidas accidentadas y, cómo no, del manto de silencio. Silencio que han intentado traspasar nuestras compañeras a las que les resulta difícil entender la facilidad con la que se puede ocultar un hecho, algo sucedido en un momento histórico, aunque ese hecho implique a más de mil mujeres viviendo hacinadas en el chalet de una ciudad.

El trabajo ha sido arduo y no está cerrado. La asociación Baskale continúa investigando a pesar de las dificultades a las que tiene que hacer frente: falta de presupuesto, escasa información administrativa, procedencia de muchas de las mujeres y avanzada edad de las pocas que pudieran seguir vivas…

Desde aquí mi reconocimiento y mis felicitaciones por vuestro entusiasmo y dedicación a la hora de abordar este proyecto. ♦

NOTA: Agradezco los materiales enviados por Andrea y que han sido la base de este artículo. Orue, la prisión habilitada para mujeres. De la represión al olvido. Mónica Calvo Ortiz, antropóloga y doctoranda UPV-EHU. Chalet Orue: La cárcel de mujeres olvidada. Memoria justificativa del proyecto presentado en Gogora por Baskale elkartea.