Euskal Memoriako blogak

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Los tres se llamaban Mikel

2016-12-16

Joxerra Bustillo Kastrexana

 Por estos días, a mediados de diciembre, se conmemoran las muertes de tres jóvenes vascos que en principio tan solo tenían en común su nombre, Mikel o Miguel, lo mismo da para el caso. Uno donostiarra, el segundo natural de Arrigorriaga y el tercero hijo de la localidad navarra de Orbaizeta.

 El que primero murió, un 18 de diciembre de 1974, se llamaba, se llama, Mikel Salegi Urbieta. Regresaba en coche desde Tolosa para su ciudad después de participar en una cena con varios amigos de la cuadrilla. Al llegar a un control, que la Guardia Civil había instalado en el barrio donostiarra de Errekalde, fue alcanzado por múltiples disparos efectuados por los agentes. Trasladado al hospital, falleció debido a las graves heridas sufridas. Mikel tenía 21 años y no hace falta decir que todavía ejercía el dictador Franco y el presidente del Gobierno era Carlos Arias Navarro.

El segundo joven fallecido por estas fechas, un 21 de diciembre de 1978, se llamaba Jose Miguel Beñaran Ordeñana. Refugiado en Ipar Euskal Herria, por su implicación en la lucha de liberación nacional, vivía en Angelu junto su compañera Axun Arana. El 20 de diciembre no salió de casa por padecer fiebre. Al día siguiente iba a llevar a Axun a su trabajo en la ikastola, pero a primera hora debía de hacer un recado. Montó en el Renault 5 y, al arrancarlo, el coche estalló, matándolo al momento. Algunas fuentes dicen que el artefacto estaba colocado en el turismo desde la madrugada del 19, para hacer coincidir la muerte de Jose Miguel con el quinto aniversario de la del almirante Luis Carrero Blanco. Tenía 29 años y en ese momento gobernaba en el Estado español la UCD de Adolfo Suárez González (y del BVE).

 

Jose Miguel Beñaran y Francisco Letamendia encabezando una movilización.

 

El tercer joven del que se cumple estos días el aniversario de su muerte, un 15 de diciembre de 1985, se llamaba Mikel Zabalza Garate. Nacido en Orbaizeta, residía en el barrio donostiarra de Altza y trabajaba como conductor en la compañía de autobuses de Donostia. Semanas antes de la aparición de su cadáver en Endarlatsa, el 26 de noviembre, había sido detenido por la Guardia Civil junto a su novia Idoia Aierbe y otras personas, en una de las innumerables redadas policiales que se producían en aquellos años. La versión oficial de su muerte es tan increíble que la opinión pública nunca se la creyó. Mikel murió ahogado, sí, pero no en el río Bidasoa al intentar escapar nadando con las manos esposadas, sino en el pequeño río putrefacto que baña las instalaciones del cuartel de Intxaurrondo. Tenía 32 años y por aquel entonces gobernaba en Madrid el PSOE de Felipe González Márquez (y de los GAL).

Tres vidas concluidas antes de tiempo, tres muertes prematuras, en plena juventud. Y una coincidencia que une a las tres. Detrás de la muerte de estos tres Mikel se encuentra, de forma nítida o de forma más velada, la mano del Estado, de sus fuerzas policiales, de sus servicios secretos o de sus cloacas. A estas alturas, pasados tantos años, la definición concreta no nos importa. Lo constatable es que durante las postrimerías del Franquismo, a lo largo de la llamada Transición y durante buena parte de la larga etapa de gobierno socialista se cometieron actos de guerra sucia, abusos policiales y crímenes de Estado. Conviene que lo sigamos manteniendo en la memoria y evitar así que queden sepultados bajo el olvido. •

 

Portada del diario "Egin" correspondiente al 16 de diciembre de 1985.