Euskal Memoriako blogak

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La corta y generosa vida de Javier Escalada

2022-11-29

Iñaki Zaratiegi Armendariz

Nacido en Iruñea el 1 de noviembre de 1948, Francisco Javier Jesús Santos Escalada Navaridas fue un lúcido y culto joven que destacó como líder natural en las jornadas de protesta de la Universidad de Navarra a finales de los años sesenta. En la novela “¡Abajo la Dictadura!” su compañero de lucha Miguel Vázquez lo define como un «grandullón de salud frágil -su corazón-, que hacía temer a sus oyentes que su vida se quebrara antes de dar fin a su proclama; militante notorio hasta el exhibicionismo en defensa de cualquier asunto académico, social o político, y castigado una y otra vez por la policía secreta».

Fue efectivamente detenido varias veces, se le retiró el pasaporte, fue juzgado por el llamado Tribunal de Orden Público en 1967 o extrañado a Lizarra durante el Estado de Excepción de febrero de 1969.

En la citada novela se narra la detención masiva de estudiantes en la universidad y la deportación policial de algunos de ellos: «Tras varios días encerrados -cinco: más de los tres normativos en aplicación del decreto de excepción-, malolientes, introvertidos y angustiados por los interrogatorios, los zarandeos y amenazas, si bien no llegó a haber palizas a él y a su grupo, las deportaciones se ejecutaron de inmediato. No hubo tiempo para que los familiares pudieran organizar su ayuda en el lugar de destierro de los estudiantes».

Sanatorio de Leza

El 4 marzo de 1970 se celebró una manifestación contra la nueva Ley de Educación y hubo numerosas detenciones, entre ellas la de Javier Escalada. Sufría desde hacía años una importante disfunción cardíaca de la que fue operado el 14 de ese mismo mes en el entonces Sanatorio de Leza (hoy hospital), en Guardia, y falleció durante la intervención de cambio de válvula cardíaca.

Javier Escalada Navaridas saluda en vísperas de la operación.

Los testimonios familiares han señalado que, viviendo a escasos metros de comisaría y siendo muy pública su actividad estudiantil, la policía no puso impedimentos a que se le pasara la medicación especial para su dolencia cardíaca y que no fue agredido físicamente, aunque si insultado y maltratado.

Pero por desconocimiento, error, exageración, mitificación… se extendió en los ambientes antifranquistas que había muerto a causa de la tortura. Una interpretación que parece se difundió en algún boletín clandestino de la época.

Con el paso de los años esa versión errónea, no contrastada ni apenas desmentida, se ha ido “oficializando”. Una supuesta relación causa-efecto por la cercana coincidencia de las fechas de la detención y la operación hospitalaria. La situación de censura y clandestinidad que se vivía en 1970 debió ayudar a que se perpetuara la confusión.

Puede conjeturarse con que la agitación activista y la consecuente persecución policial y detenciones que sufrió pudieron ayudar a agravar su enfermedad, pero la operación cardíaca estaba programada antes de esa última detención, hizo una vida habitual en los días anteriores e ingresó con normalidad en el centro hospitalario. La causa de su muerte tuvo en consecuencia un carácter quirúrgico. Más de medio siglo después, el recuerdo y agradecimiento a la generosa vida de Javier piden esclarecer y aclarar su prematuro final. ♦

Nota del editor: Las circunstancias de la muerte del joven líder estudiantil navarro Javier Escalada Navaridas siguen sin ser concluyentes transcurrido medio siglo de la misma. La relación que los malos tratos recibidos en sus numerosas detenciones y pasos por comisaría pudieron tener sobre su enfermedad cardíaca está por delimitar. En todo caso es evidente que Javier fue víctima de la represión franquista y que, de forma directa o indirecta, su salud estuvo condicionada por esos malos tratos.

Abrimos, con la aportación que ahora publicamos de Iñaki Zaratiegi, un camino para profundizar en el caso, que esperamos retomar en próximos números de la revista gracias a las aportaciones de otros testigos de los hechos a aclarar.