Euskal Memoriako blogak

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La duquesa de Franco y la magia del relato

2018-05-25

Nekane Iturregi Aio - Periodista y bloguera

DECRETO 3028/1975, de 26 de noviembre, por el que se concede el título de Duquesa de Franco, con Grandeza de España, a doña Carmen Franco-Polo, Marquesa de Villaverde.

Deseando dar una muestra de mi Real aprecio a doña Carmen Franco Polo, Marquesa·de Villaverde, y en atención a las excepcionales circunstancias y merecimientos que en ella concurren, Vengo en concederle la Merced Nobiliaria de Duquesa de Franco, con Grandeza de España, para sí, sus hijos y descendientes, exento de derechos fiscales en su creación y en la primera transmisión, Así lo dispongo por el presente Decreto, dado en Madrid a veintiséis de noviembre de mil novecientos setenta y cinco,

JUAN CARLOS

 

En mil novecientos setenta y cinco el rey de los españoles, Juan Carlos, concedía un título nobiliario a la hija del dictador Francisco Franco para mostrarle su aprecio y merecimiento. Hace unos meses la señora Carmen Franco falleció y ahora ese título nobiliario va a heredarlo su hija, por el mismo mérito que en su día tuvo su madre: ser descendiente directa del caudillo español. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) intentó que se suprimiera ese título y también IU ha solicitado que se revoque, en ambos casos sin éxito. Parece que Carmen Martínez Bordiu será duquesa de Franco porque la Ley de Memoria Histórica de 2007 no afecta a los títulos nobiliarios.

Esta noticia, que ha ocupado tantas páginas de la prensa del cotilleo como de la política, me ha hecho pensar en lo mucho que se habla del relato y lo poco que nos ponemos a analizar para qué sirve.

En el ámbito de las palabras también hay modas. Relato es una de las más cotizadas en los últimos tiempos. Se diría que hay una lucha por definir el discurso definitivo que explique cómo debe entenderse nuestro mundo. En realidad, el vocablo suena novedoso pero es muy antiguo. Todas las personas nos contamos a nosotras mismas nuestras vidas de una manera singular, que no necesariamente coincide con lo realmente sucedido.

No es lo que vives sino lo que te cuentas y cómo lo cuentas lo que permanece en la memoria.

Sin duda, hay hechos objetivos (tampoco vayamos al extremo de creer que todo depende del punto de vista) que pueden ser contados de muchas maneras,-lo que incluye la mentira-  Cuando se trata de dotar de significado a lo ocurrido es donde aparece el relato.

Una novela, una película son relatos (formas de expresión de la humanidad), pero a lo que nos referimos ahora es a la utilización de la técnica del relato incrustada en la comunicación política. O en la propaganda política, por decirlo más crudo.

No hay que perder de vista que la comunicación política actual tiene mucho de espectáculo. Busca seducir a la ciudadanía. Oculta y maquilla los hechos para dirigirse a las emociones. Se puede decir que ha dado la espalda a la explicación en beneficio de la narración. A veces, se trata de “contar historias” de buenos y malos, y otras veces de ocultar la realidad inventando una ficción.

El relato puede ser, y de hecho es, un instrumento de control.

Pazo de Meirás, en Galicia, propiedad de la familia Franco.n Foto: elperiodico.es

Al final, de lo que se trata es de conseguir compartir y fijar un conjunto de creencias no discutibles. Relato se hace desde todos los canales y con todos los formatos; las revistas de cotilleo y los programas de entretenimiento son grandes creadores de relato. Y aquí es donde recupero a la duquesa de Franco.

Si escuchamos hablar de la futura duquesa como una luchadora por sus derechos dinásticos por delante de su hermano –y yo este argumento lo he leído- el foco ya no estará en lo absurdo del ducado, ni en la herencia del dictador, ni en la desvergüenza de atribuirle ningún merecimiento a esa familia, ni, mucho menos, en analizar cómo se desarrolló la Transición ni lo que se puede o se debería hacer en el momento actual para recuperar la parte prohibida y negada de la memoria. Contado así, con un suspiro de alivio porque la primogénita consigue defender su derecho ante el hermano varón, nos puede quedar un relato con barniz “feminista de derechas” fácil de ser asimilado por una parte importante de la población, en horario de máxima audiencia.

Nos cuentan historias, narraciones, con mensajes eficaces para mantener inamovible el suceso y describir solo lo superficial. Y así puede ocurrir que veamos sin ver con nitidez. Con un desenfoque mágico que dulcifica las aristas y confunde los perfiles. Conviene preguntarse siempre y continuamente: ¿Quién es el dueño del relato? ¿Qué cuento quiere que creamos? ♦