Euskal Memoriako blogak

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La memoria al vaivén de los jueces ¿y éstos?

2018-02-02

Juan Mari Zulaika - Miembro de Goldatu

El pasado 14 noviembre la Plataforma Vasca Contra los Crímenes Franquistas celebraba el que la juez suplente del Juzgado nº 4 de Bergara aceptara por primera vez a trámite la querella interpuesta por el Ayuntamiento de Elgeta contra los crímenes cometidos por el Franquismo a más de 30 vecinos y vecinas del pueblo. La juez citaba a siete de los demandantes para declarar en este mes de enero. Pero la repentina vuelta del juez titular ha anulado aquella  orden y llevado a vía muerta la querella, argumentando la autoridad judicial la prescripción de los delitos y la vigencia de la Ley de Amnistía de 1977. No es el primer caso, ni será el último. No es difícil averiguar quién está detrás. 

Esta actuación contradictoria de los jueces se ha dado también en el caso de los exhortos o solicitudes de comparecencia dictadas por la jueza argentina María Servini de Cubria. En los últimos tres años, Gipuzkoa y Bizkaia han recibido ocho exhortos. Unos juzgados los aceptaron, como es el caso de Gernika, Donostia, Barakaldo y Bilbao, mientras otros dos los rechazaron. En un mismo día, en la Audiencia de Bilbao, un juez recibía a la víctima de torturas Tasio Erkizia, mientras otro juez daba el portazo a Luis Mari Ormazabal, antiguo militante de EPK, también torturado. El caso más curioso ocurrió en Miranda de Ebro, donde la juez local se negó recibir al miliciano Félix Padín, rechazando incluso la visita de María Servini, y a los dos meses, sin embargo, accedió a recibirle. Claro que los exhortos no tienen el recorrido y las  consecuencias que conlleva la tramitación de una querella. 

Ha habido varios jueces con voluntad de superar la presión de los poderes judiciales y políticos, pero se pueden contar con los dedos de una mano. En algún caso, la Justicia ha implementado leyes para que una actuación exitosa de éstas no sentara precedente.

Algo que puede despertar y potenciar la voluntad de los jueces a involucrarse es la campaña de los ayuntamientos trasladando sus querellas a las respectivas audiencias.  El Ayuntamiento de Azpeitia por el fusilamiento de Angel Otaegi, la Diputación y el Ayuntamiento de Gasteiz por las cinco víctimas mortales del 3 de Marzo de 1976. En los tres  casos la fiscalía ha desestimado las querellas. Azpeitia decide sumarse a la Querella Argentina y las instituciones de Gasteiz, ante la negativa a su recurso de amparo, estudia recurrir al Tribunal de Estrasburgo. Van sumándose más ayuntamientos: el de Iruñea, el de Gernika, Durango y Otxandio por sus bombardeos, junto con Barcelona, la Diputación y el Ayuntamiento de Donostia, Eibar, Irun, Andoain, etc. Otros muchos lo están preparando: Getxo, Erandio, Ortuella, Plentzia, Balmaseda, etc. 

Juan Mari Zulaika en una comparecencia junto a Tasio Erkizia, Julia Lanas y Luis Mari Ormazabal.

Hay quien atisba que va formándose una especie de ola contra la impunidad del Franquismo. De momento, yo me quedo con la expresión del recientemente desaparecido Carlos Slepoy, “el gota a gota” que horada la piedra, mientras no cambie el actual régimen central, totalmente refractario a hacer memoria y justicia con ella.

A la par, se están poniendo en práctica iniciativas importantes, como abrir oficinas municipales para recabar información de las víctimas de esas localidades: Gasteiz, Iruñea, Donostia y otras poblaciones menores ya lo han hecho. Una iniciativa muy importante es la impulsada por Iruñea, la llamada Red de Ciudades por la Memoria y la Justicia, a la que se han sumado Madrid, Barcelona y otras poblaciones. Otra actuación a resaltar es la propuesta legislativa presentada el pasado octubre por los partidos de la oposición parlamentaria para que sea aprobada en el Parlamento de Madrid una Proposición de Ley que modifique la Ley de Amnistía de 1977 y el Principio de Legalidad vigente en el actual Código Penal. Su aprobación en el presente año abriría un ciclo nuevo en el doloroso proceso de la Memoria y de las querellas abiertas. Esperemos abrir esa brecha por la Verdad, la Justicia y la Reparación que se les debe a tantos cientos de miles de víctimas del Franquismo. Es algo que una sociedad democrática se debe a sí misma. ♦