Euskal Memoriako blogak

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Porque las palabras no se las lleva el viento

2018-01-26

Julia Monge Sarabia - Intxorta1937 kultur elkartea

El uso del masculino genérico está presente en la mayoría de escritos, actas e informaciones. Convivimos con él en nuestros textos escolares y cada vez que se avanza un paso para la consecución de un lenguaje inclusivo hay por detrás un gran esfuerzo. Estos días la prensa se ha hecho eco de esta noticia: 

El Ilustre Colegio de Abogados del Señorío de Bizkaia sometió este martes a votación sus nuevos estatutos… Dentro de sus casi 70 páginas, el asunto que más polémica ha suscitado es algo tan sencillo como el nombre con el que finalmente se ha dotado la institución: Colegio de la Abogacía de Bizkaia.

Ha habido rechazos al cambio de nombre y algunos letrados (en la noticia solo aparecen declaraciones de hombres) han presentado enmiendas.

Iñigo de Lecea justifica su postura en las propias definiciones de la Real Academia de la Lengua (RAE), que insiste en que el «sustantivo masculino gramatical se emplea para designar a todos los individuos de la especie».

Y el abogado Luis Zugazabeitia recalca que "no todos los ámbitos son apropiados para luchar contra el sexismo".

No me sorprenden los argumentos (tengo discusiones sobre ello demasiado a menudo), pero me viene bien aprovechar la noticia para compartir algunas reflexiones sobre cómo influye el lenguaje (y su tratamiento) en el ámbito de la memoria. Para ello he rescatado el cuadernillo de un taller que hice hace muchísimos años en Arrasate con Eulalia Lledó. El título del mismo es el que da entrada a este escrito Porque las palabras no se las lleva el viento, elaborado por Teresa Meana Suarez, y la primera cita debería ser suficiente para zanjar muchas de las discusiones en torno al uso de un lenguaje no sexista que nombre y represente todo aquello que se resiste a ser nombrado:

  •  Cuando yo uso una palabra -insistió Humpty Dumpty con un tono de voz más bien desdeñoso- quiere decir lo que quiero que diga…, ni más ni menos.
  • La cuestión es -insistió Alicia- si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
  • La cuestión -zanjó Humpty Dumpty- es saber quién es el que manda. Eso es todo.

                                                                                                                                                  (Alicia a través del espejo, Lewis Carroll, 1872)

Lo que para muchos (y algunas) son simples manías o intentos de querer sacarle punta a todo, para mí se convierten en inconvenientes del sexismo y el androcentrismo en las investigaciones y estudios, en este caso, de memoria histórica. Algunos ejemplos:

Cuando leo: "los abuelos eran nacionalistas" nunca sé de quiénes se está hablando, no sé si se refieren a los dos abuelos y a las dos abuelas (por esto de que el masculino incluye a hombres y mujeres), sólo a los dos varones, al abuelo y a la abuela por parte materna… Si me interesa el dato tengo que seguir indagando, a veces, sin resultados.

Párrafos así hay millones: "Los últimos años del siglo XIX resultan difíciles para el movimiento obrero español debido a las suspensiones, detenciones y violentas represalias que provocan las numerosas huelgas y actos de protesta de los trabajadores contra las guerras coloniales…". No me queda claro si en ese momento había mujeres entre los trabajadores, tengo que suponer que sí, pero la economía del lenguaje a la que apela la RAE, -la actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas-, me está privando absurdamente de un mensaje y de una información más precisa y más justa. La economía del lenguaje es cuanto menos subjetiva porque no hay ningún empacho a la hora de remarcar a quién nos referimos en algunos casos: En el año 1888, a las 10’30 horas del 12 de agosto, veintiséis hombres tomaban asiento en el salón del Círculo Socialista ubicado en la calle Tallers, 29, de Barcelona, para iniciar el Primer Congreso Nacional Obrero. A continuación, aparecen los 26 nombres con sus apellidos, podían haber “ahorrado” hombres porque es obvio, pero no lo han hecho. A pesar de todo me alegro, me sitúa la lectura y me proporciona un valioso dato al referir claramente que no había mujeres.

Afiliados, encarcelados, asesinados, recluidos en campos de concentración, soldados no identificados… No se sabe si con el masculino se está pretendiendo englobar a las mujeres. Si es así, éstas quedan invisibilizadas, y si no es así, quedan excluidas.

Piscinas de la Unión Cerrajera de Mondragón (UCEM), con acceso restringido a hombres solamente. Foto: arrasateiruditan.blogspot.com

Una larga lista de sustantivos masculinos que supuestamente designan a todos los individuos de la especie pero que crean vacíos y omisiones importantes. No es cierto que nombrar en masculino y femenino sea una repetición, son muchas las ocasiones que muestran realidades diferentes,  y estas deben ser nombradas. El peligro de dar por válido que el masculino genérico engloba a varones y mujeres conlleva deformaciones en la información, abocándonos continuamente a un juego de adivinanzas, en el mejor de los casos, y a la pérdida de la información exacta en la mayoría. El siguiente ejemplo (que me toca muy de cerca) ilustra lo que pretendo decir:

"Muchos mondragoneses aprendieron a nadar en la piscina de la UCEM (1948-1978). Su uso estaba restringido al personal de la fábrica y sus beneficiarios, lo que en la práctica era casi todo el pueblo". Siguiendo la lógica de la RAE cualquiera podría pensar que dentro de muchos mondragoneses estoy yo, mi hermana, mi madre, o las tres, puesto que mi padre era trabajador de dicha empresa, lo que nos situaba en el grupo de sus beneficiarios. Error, quienes se bañaban en esta piscina eran los niños, los jóvenes y los hombres (exclusivamente) mientras que las niñas, las jóvenes y las mujeres sólo podíamos mirar. El baño para nosotras estaba prohibido (también para las trabajadoras).

A muchas jóvenes de Arrasate les resulta increíble este hecho y es un dato por el que muestran interés. ¿Sin ninguna explicación podrían imaginar chapoteando en el agua solamente a los varones? Puedo asegurar que no. La lengua además de reflejar una realidad sirve para transmitir y en esa transmisión van implícitos los estereotipos marcados socialmente, dichos estereotipos no son iguales en el tiempo.

Las personas de una cierta edad nos hemos educado en masculino, verbal y simbólicamente, esto no nos impide aprender, buscar e intentar nuevas fórmulas y si es necesario, preguntar sin complejos.  Como dice Eulalia Lledó "las lenguas son amplias y generosas, dúctiles y maleables, hábiles y en perpetuo tránsito; las trabas son ideológicas".

Desde los años 70 muchas mujeres (Eulalia entre ellas) han investigado sobre los sesgos ideológicos en diferentes ámbitos y, a día de hoy, es mucha la información al respecto. Busquemos herramientas en el lugar adecuado. ¿Alguien llama a la peluquería para que le atiendan si lo que tiene es una urgencia médica?

Y a propósito de urgencia (y volviendo a los argumentos de la noticia): claro que todos los ámbitos son apropiados para luchar contra el sexismo, añado, y para erradicar el androcentrismo, ¡cuanto antes, mejor!

Termino con otra frase de Aldous Huxley: "Las palabras son mágicas por la forma en que influyen en la mente de quienes las usan". ♦